Administradora: Lic. Daniela Carignano

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PODOLOGIA: Los pies sobre la tierra

martes, 31 de mayo de 2011

Patología ungueal en la infancia - J. Peyrí (SEGUNDA PARTE) Protocolos diagnósticos y terapéuticos en dermatología pediátrica

Patología ungueal (SEGUNDA PARTE)

Autor: J. Peyrí

Protocolos diagnósticos y terapéuticos en dermatología pediátrica

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ENLACE (PRIMERA PARTE):

http://www.facebook.com/notes/podologia-los-pies-sobre-la-tierra/patolog%C3%ADa-ungueal-en-la-infancia-j-peyr%C3%AD-primera-parte-protocolos-diagn%C3%B3sticos-y/10150197501804215

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Uña encarnada

Concepto.

Penetración de la uña, generalmente del pie, en los tejidos blandos adyacentes

como parte del crecimiento y originando inflamación de tejidos blandos y, en ocasiones, infec-

ción bacteriana secundaria y formación de tejido de granulación (Botriomicoma).

Clínica.

Según el mecanismo de formación observaremos diferentes tipos clínicos.

Hay una forma de presentación con hipertrofia del pliegue periungueal medio en ambos dedos

gordos del pie. El pliegue es eritematoso, doloroso y puede extenderse gradualmente hasta

abarcar un tercio de la placa ungueal. Aunque los síntomas pueden acentuarse al caminar el

niño, suelen resolverse espontáneamente sin necesidad de tratamiento.

La uña encarnada distal se localiza, evidentemente, en el borde distal de la la uña y suele

desarrollarse durante el gateo o al inicio de la deambulación, agravándose por el calzado

estrecho y que puede acompañarse de una hipertrofia de los pliegues periungueales laterales.

Generalmente se va controlando con aplicaciones periódicas de cremas de corticoides y/o

antibióticos sin necesidad de intervención quirúrgica, puesto que con la edad va desapareciendo.

El deslineamiento congénito del dedo gordo del pie, respecto al eje de la falange distal corres-

pondiente hace que la lámina se clave en el pliegue lateral periungueal, que se inflama y se

vuelve doloroso. Es causa de hematomas de repetición, distrofia ungueal e infecciones conti-

nuas, tanto dermatofíticas como por pseudomonas. Aunque puede haber resolución espontá-

nea, mi experiencia personal es la de un proceso que suele causar muchas molestias a los niños

y que una cirugía a tiempo puede evitar muchos problemas.

Distrofia ungueal canaliforme

Es una estría que recorre longitudinalmente la uña, pudiendo abarcar el grosor de la uña,

generalmente de los pulgares. La uña acaba hendida en la parte media y de la cual salen unas

crestas curvadas hacia atrás formando una imagen en «pino invertido» (Fig.2).

Acostumbra deberse a traumatismos autoinfligidos como consecuencia de tics que curiosa-

mente los padres no han relacionado con los cambios ungueales

Fig.2. Distrofia media canaliforme en ambos
pulgares por manipulación traumática con
los pulpejos de los respectivos índices.

Distrofia de las veinte uñas

Aunque generalmente se presenta en todas las

uñas, hay casos de afectación parcial. Es una

afectación de la lámina en forma de estriaciones

longitudinales desde el nacimiento y que acostum-

bra a mejorar con la edad. A menudo el proceso

inflamatorio que lo origina es una dermatitis

atópica, liquen plano, psoriasis o alopecia areata.

Ocasionalmente el tratamiento con corticoides

tópicos o intralesionales consiguen mejorías clí-

nicas.

ALTERACIONES CONGÉNITAS DE LAS UÑAS

Los cambios herediarios y congénitos de las uñas

suelen asociarse a hallazgos en otros órganos,

por lo que debemos de apurar la exploración

de piel, diente, huesos y sistema nervioso cen-

tral. Las alteraciones anteriores a la vigésima

semana de gestación son hereditarias o induci-

das por fármacos. Las alteraciones que aparecen posteriormente suelen se debidas a mecanismos

vasculares o mecánicos entre el feto y útero.

Son innumerables los síndromes dermatológicos congénitos en los que participan las uñas, por

eso sólo mencionaremos los más frecuentes y conocidos.

Desviación congénita de las uñas

Es una desviación congénita de las uñas de los dedos de los pies, especialmente del dedo

gordo, debida a un mal alineamiento de la matriz respecto al eje de la falange.

Normalmente se hace visible poco después del nacimiento, durante el segundo o tercer mes de

vida, presentado al inicio una desviación de la uña respecto el eje de la falange, lo que origina

cambios morfológicos en la lámina, que con el tiempo se acaba engrosando y originando una

deformación hacia arriba (coiloniquia). Es frecuente la formación continua de hemorragias en

forma de manchas obscuras amplias o filiformes.

La presencia de paroniquia remeda a la uña encarnada.

Aunque hay autores que describen la mejoría espontánea, en la mitad de los casos las compli-

caciones repetidas con una uña dolorosa obligan a plantearse una intervención quirúrgica con

una trasposición del lecho y matriz ungueal.

...CONTINUARA...


Patología ungueal en la infancia - J. Peyrí (PRIMERA PARTE) Protocolos diagnósticos y terapéuticos en dermatología pediátrica

Patología ungueal

Autor: J. Peyrí

Protocolos diagnósticos y terapéuticos en dermatología pediátrica

Introducción

La uña es una estructura queratinizante con una diferenciación particular, como el pelo, que

presenta en diferentes situaciones una rica semiología , en ocasiones expresión de una infec-

ción o de un alteración concreta como un traumatismo, en otras como una alteración revelan-

do una enfermedad sistémica.

En la infancia la uña presenta muchos cambios que deben de considerarse antes de emitir un

único diagnóstico de micosis como muchos médicos acostumbran a hacer.

Signos ungueales propios de la infancia

La uña al ser delgada y trasparente se incurva por el extremo distal al nacimiento. Es frecuente

la onicosquisis (exfoliación transversal en capas del margen distal de la uña, con decoloración

de esta zona), cambio muy frecuente en uñas de los pies de los niños. Estos cambios y la

presencia de crestas longitudinales de la uña disminuyen con la edad.

La coiloniquia es una inversión en la curvatura de la lámina ungueal que le confiere un aspecto

cóncavo dorsal (cuchara). Es muy frecuente en la infancia, especialmente en el dedo gordo del

pie, aunque se ve en los demás dedos. No suele ser un indicador de deficiencia de hierro y

cistina como en el adulto.

Los capilares tan evidentes en el pliegue ungueal maduran hacia la forma adulta en pocos

meses dependiendo del peso de niño haciéndose imperceptibles.

Las líneas de Beau son depresiones centrales de la lámina que llegan a verse en un 92% de los

niños entre 4 y 14 semanas de vida y que pueden exacerbarse si ha habido sufrimiento fetal

intrauterino.

Un hallazgo ocasional son las lesiones ampollares autoinfligidas, que se ven en el dorso de los

dedos índice y pulgar al nacer, atribuyéndose a la propia succión dentro del útero.

Onicomicosis

Concepto.- Como hemos dicho previamente uno de los tópicos que se han perpetuado sobre la

patología de las uñas es de identificar cualquier cambio ungueal como infección fúngica. La

infección dermatofítica de la uña es rara en niños, especialmente por debajo de los 2 años.

Fig.1. Onicomicosis en su forma clínica blanca superficial.

Diagnóstico.- La forma clínica más frecuente en niños es la blanca superficial (Fig.1), presentado unas láminas

ungueales con una superficie muy blanca (parece pintada) y descamativa, que conllevan una lámina friable.

La presencia de Candida es frecuente en uñas traumatizadas o por inoculación debida al hábito de chuparse el dedo.

Tratamiento.- El uso de tratamientos antifúngicos tópicos como imidazoles, naftifina, ciclopiroxolamina y amorolfina

tienen sus limitaciones, aunque considerando que la forma blanca superficiales la más frecuente en niños, el tratamiento tópico con lacas de ciclopiroxolamina o amorolfina son muy útiles. Por vía sistémica griseofulvina tiene sus limitaciones y se han obtenido buenos resultados con terbinafina a dosis de 62,5 mg al día en un niño de dos años con afectación de los dedos de la mano por Trichophyton rubrum.

Paroniquia crónica

La inflamación crónica del perioniquio (región periungueal) es muy frecuente en niños, presen-

tándose como una reacción inflamatoria, fuertemente congestiva, de la parte proximal del

perioniquio, originando pérdida de la cutícula y alteraciones de la lámina ungueal en forma de

líneas transversales o alteraciones parciales o completas del crecimiento ungueal. Se presenta

localizada en uno o dos dedos.

El frotis puede evidenciar la presencia de bacterias como Streptococcus y Staphylococcus o Candidas.

Aunque frecuentemente se presenta en niños atópicos o con el hábito de chuparse el dedo.

Tratamiento.- La aplicación de esteroides tópicos, en ocasiones asociados a antibióticos, es

suficiente para resolver la mayoría de los casos.

Paroniquia aguda

Concepto.- La inflamación aguda del perioniquio es un proceso generalmente infeccioso que

produce un cuadro de inflamación intensa, tumefacción y dolor del dedo. Esta infección de

tejidos blandos proviene generalmente de pequeños traumatismos o padastros.

Clínica.- La inflamación se desarrolla en una zona periungueal donde aparecen, vesículas,

ampollas o pústulas que conducen frecuentemente a una lesión flemonosa, muy sensible al

tacto y pudiendo acompañarse de una necrosis que origina distrofia ungueal.

Una forma clínica especial de infección bacteriana es la dactilitis ampollosa, con amplias am-

pollas sobre el pulpejo del dedo y afectando áreas periungueales.

En ocasiones una vesiculación periungueal puede ser producida por la infección del virus her-

pes simple, habiendo recibido el nombre de panadizo herpético.

Tratamiento.- En los casos más característicos de Staphylococcus o Streptococcus se adminis-

trarán antibióticos penicilasa resistentes orales acompañando a los antimicrobianos tópicos. La

clínica indicará la necesidad de una incisión directa para drenar el contenido purulento, o la

avulsión proximal parcial.

En algunos casos la infección es superficial, únicamente epidérmica y con una clínica superponible

al impétigo, tanto la forma costrosa como la ampollosa. En estos casos los antimicrobianos

tópicos son suficientes.

CONTINUARÁ...

¿Qué es la propiocepción?

¿Qué es la propiocepción?

Esta palabra tan difícil procede del latín: Propius (uno mismo) y Capere(conocimiento); es por ello que podemos decir que la propiocepción es el conocimiento que nosotros tenemos de nosotros mismos, referido a la posición y al movimiento articular. Así, por ejemplo, si nosotros cerramos los ojos y nos preguntamos cómo tenemos nuestro codo derecho, de forma inmediata sabremos responder si está doblado o estirado y si dicha articulación se está moviendo o no; pues bien el responsable de que esta respuesta se dé, y además de forma tan rápida es el buen funcionamiento de nuestro sistema propioceptivo.

El sistema propioceptivo está formado por una serie de receptores que son los encargados de informar al cerebro del estado de nuestros músculos y articulaciones, para que éste a su vez dé una respuesta determinada (de movimiento, de compensación, etc.). Estos receptores (órgano tendinoso de Golgi, huso muscular y receptores articulares) responden al estiramiento o la contracción principalmente aunque también lo hacen a la presión. Igual como los ojos actúan con el sistema de la visión, estos receptores envían la información la al sistema nervioso central, que será el encargado de procesarla y emitir las respuestas apropiadas.

En realidad la propiocepción es definida de forma literaria como el sexto sentido, y como un sentido más lo debemos considerar.

Sin la propiocepción seríamos incapaces de movernos en la oscuridad o de percibir la posición de nuestras extremidades, o de poder mantenernos a la pata coja, o sin ella, cuando estirásemos de forma incontrolada nuestros músculos, éstos no reaccionarían contrayéndose de forma refleja para evitar su desgarro.

Cuando ocurre una lesión en la articulación, por ejemplo un esguince, se lesionan muchas estructuras de nuestro organismo, entre ellas los receptores de los que antes hablábamos, responsables de percibir estas sensaciones. La recuperación de los ligamentos o de la articulación lesionada implica necesariamente el restablecimiento de los receptores que están en ellos.

Este restablecimiento sólo es posible mediante los trabajos de propiocepción. Los trabajos de propiocepción son llevados a cabo habitualmente por los fisioterapeutas, quienes en su práctica diaria realizan multitud de ejercicios encaminados a poner en funcionamiento estos receptores y mejorar con ello la lesión. No obstante es habitual que los fisios enseñen determinados ejercicios de equilibrio, con elásticos, colchonetas, pelotas, y con una serie de tablas diseñados especialmente para ello con el fin de restablecer las cualidades perdidas.

Muchas veces los responsables de los esguinces recidivantes de tobillo y de las lesiones “reincidentes” o “mal curadas” son los mismos propioceptores, por encontrarse en una situación de “lesión” o “desentrenamiento”.

De ahí la importancia de trabajar la propiocepción desde las primeras fases de recuperación de la lesión, solos, o con la ayuda de tu fisioterapeuta

http://www.fisioterapiavalencia.es/articulos/propiocepcion